lunes, 15 de noviembre de 2010

PRIMERA D / CENTRAL BALLESTER


Central Ballester y Juventud Unida no se sacaron ventajas: igualaron 1 a 1
La reacción tuvo su premio

El Lobo se fue a los vestuarios ganando 1 a 0 con el gol convertido por Leonel Fonzalida (44'). En el complemento, el Canalla se despertó, jugó un buen nivel, y llegó al empate gracias al penal, cambiado por gol por el Tano Tartaglia. Después, dentro del terreno de juego, no supo aprovechar el hombre de más.

Cada partido tiene su condimento y el que disputaron Central Ballester y Juventud Unida, no fue la excepción. Todos los equipos siempre juegan por algo. Cuando suena el silbato, el Canalla juega para sumar puntos, con el fin de engrosar su promedio y escaparle al fantasma de la desafiliación; y, en este caso, el Lobo necesitaba ganar para no perder el tren de ingresar al Reducido y tratar de encontrar una regularidad.


El DT Luis González hizo regresar a la titularidad a Fernando Barba en lugar de Ariel Arias (lesionado) y apostó por la frescura de Julián Zalazar en el medio (salió Falbo y el Tano Tartaglia jugó de punta).


Tener a Damián Ponce (mediocampista con pasado en Ballester) en un equipo hace que el rival tenga que colocar su mirada en él, ya que es un jugador diferente de la categoría y además, si a ello se suma el goleador de la categoría, mucho más.


JUGADAS DE PIZARRON


Por ello, el Lobo tenía la llave del partido por la izquierda de su ataque y el Canalla debería estar atento, sobre todo, en ese sector.
Sin embargo, el local entró dormido y, al minuto de juego, la sociedad letal del conjunto de San Miguel casi lastima: desborde de Ponce, centro atrás y Fonzalida, sin marca y en el borde del área chica, remató por arriba del travesaño.


El Canalla no hacía pie en el mediocampo y en el ataque no tenía peso. Tuvo una ráfaga de tiros de esquina, pero no los supo aprovechar. Para colmo de males, a los 33’, la visita realizó un calco de la primera jugada del partido, pero esta vez el travesaño le ahogó el grito de gol al delantero.


Ballester no reaccionaba y los jugadores de buen pie, no entraban en juego. A los 37’, Pastrana apuró un lateral y Julián Zalazar probó de media distancia; su remate se fue apenas desviado.


Cuando parecía que la primera etapa terminaba en tablas, la defensa del Canalla no marcó bien a la salida de un lateral y Fonzalida, con olfato de goleador, le sacó rédito a una falla de Morelli y mandó la pelota al fondo del arco.


Fue un golpe en la mandíbula. Esos golpes de boxeo que hacen terminar una pelea. Que dejan a un boxeador recostado en la lona. Era una ventaja merecida, pero impensada por cómo se produjo.


EL SHAMPOO DIO RESULTADO


González tenía que aprovechar el entretiempo para mejorar casi todo. Y en el poco tiempo que los entrenadores tienen para dialogar con el plantel, lo pudo hacer.


El equipo salió a jugar el complemento con otra mentalidad. Domínguez se adueñó del medio y Núñez y Zalazar empezaron a aparecer en la creación del juego. A los 2’, el Chato Domínguez hizo volar a Bello y esta jugada levantó aún más el ánimo.


La presión ejercida sobre la salida del Lobo, hacía que el Canalla recuperara rápido la posesión del balón. A diferencia de la primera parte, Ponce y Fonzalida estaban bien marcados, pero por sobre todas las cosas, la pelota no les llegaba limpia y eso era una tranquilidad.


A los 11’, el Tano Tartaglia recibió un pase de Rao, giró en el área, pero no le pudo dar precisión a su remate, que se fue apenas desviado. Sin embargo, el eterno goleador tendría revancha tres minutos más tarde: Núñez desequilibró por izquierda, se metió en el área; Hernández lo tocó de atrás y Rey Hilfer pitó el penal, que precisamente el Tanito cambió por gol.


Ahora sí, el empate era la pilcha que mejor lucía al partido. Lejos de conformarse, el Canalla siguió buscando y cada minuto que pasaba, se agigantaba la figura del trío Núñez-Domínguez-Zalazar.


25’ DE EXCELENCIA


De a poco, el partido fue aminorando la velocidad del juego y no se generaron situaciones de riesgo. El Lobo se desplomó físicamente y además, a los 26’ Cerezo vio la segunda tarjeta amarilla y dejó a su equipo con uno menos.
Si bien el equipo había jugado 25 minutos casi de excelencia, el DT tuvo que meter mano producto del cansancio de algunos jugadores y para darle aire al ataque.


A pesar de ello, los arqueros fueron meros espectadores y el partido llegó a su fin. Fue un tiempo para cada uno, por eso el empate le quedó bien al partido.


Leonardo Mazza
(Prensa CSyDCB)
Fotos: Sebastián Crosta

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